Estudios recientes indican que aproximadamente el 2% de la población en España sufre de fibromialgia. La cifra real es probablemente mucho mayor que eso, porque la fibromialgia es ampliamente subdiagnosticada.
Incluso las personas que han recibido un diagnóstico de la fibromialgia por lo general han pasado muchos años frustrantes por tratar de convencer a los médicos que había algo que no encaja con su salud.
¿Por qué es tan difícil para la medicina occidental convencional diagnosticar la fibromialgia? Por un lado, no hay exámenes de laboratorio o rayos X que puede diagnosticarla. La fibromialgia es parecida al síndrome de fatiga crónica, otra enfermedad nueva, ya que no es vista como una enfermedad bien definida causada por un agente específico, sino más bien como un conjunto de síntomas.
Si un paciente muestra suficientes de los síntomas de la fibromialgia, entonces se le diagnostica (las mujeres son mucho más propensos a padecer de fibromialgia que los hombres). Fibromialgia significa "dolor de la fibra muscular," y el síntoma más característico es un alto nivel de dolor en el tejido muscular. Otros síntomas comunes son cansancio o fatiga abrumadora, insomnio o trastorno del sueño y rigidez muscular al despertar por la mañana.
Además de estos síntomas principales, los pacientes con fibromialgia se quejan a menudo de depresión, ansiedad, dolores de cabeza y síndrome de Colon irritable (SCI).
Debido a que no existe una prueba definitiva para la fibromialgia, y porque muchos de los pacientes, predominantemente mujeres, se quejan de depresión, no es raro que los pacientes con fibromialgia inicialmente sean tratados con antidepresivos. Se pueden imaginar lo frustrante que es ir a doctor tras doctor desde hace años y se les diga que el problema esta todo en su cabeza.
Desafortunadamente, incluso cuando se diagnostica la fibromialgia, la medicina occidental no tiene tratamientos eficaces para curar el problema. Se reconoce que el insomnio es el denominador común de los pacientes con fibromialgia, por lo que los medicamentos para dormir son casi siempre prescritos. El ejercicio es recomendado, y las inyecciones de medicamentos para el dolor en los puntos dolorosos, son de uso frecuente. Recientemente, las inyecciones de la hormona del crecimiento se han ensayado con el argumento de que los insomnes no producen la mayor cantidad de esta sustancia como las personas que duermen con normalidad, pero los resultados no han sido concluyentes.
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